E : ¿Tú crees que nuestra relación está en crisis?
I: ¿Tú crees que podrías darme un beso, un abrazo y decirme un Te quiero, o un Te echaba de menos?
E: Sí, eso también.
I: ¡Menos mal! Una está fuera cinco días por trabajo y lo último que se le pasa por la cabeza es que su novia la reciba con eso.
E: Bien, pero no te vayas por las ramas. ¿ está nuestra relación en crisis? ¿ya no me quieres?
I: Y..¿eso te lo preguntas por qué...?
E: porque va a hacer un mes que salimos juntas y se supone que habría que celebrarlo, ¿no? Las lesbianas lo celebran todo, ¿ o no? Y tú llevas dias que no tienes tiempo para mí.
I: ¡ahhhh!
E: ¿Eso es todo lo que vas a decirme? Entonces, no me equivoco, ya no me quieres.
I: ufff. Ven,vamos a sentarnos, porque creo que vamos a tener un “momento Elena”.
E: ¿momento Elena? ¿te estás riendo de mi?
Irene sabe que, ante un “momento Elena”, la lógica y la razón no sirven así que agarra a Elena y la besa con toda la intensidad de que es capaz teniendo en cuenta lo cansada que está después de siete horas de vuelo. Acaricia la espalda de su novia, su pelo y la abraza muy fuerte. Cuando Elena empieza a temblar es el momento de empezar a hablar. Irene sabía perfectamente que su novia tenía un manual de instrucciones diferente al resto de las chicas con las que había estado.
I: ¿ me escucharás ahora, y te quedarás calladita?
Elena asintió con la cabeza. Irene producía en ella un efecto sedante y paralizante cuando la tocaba. Era demasiado poder el que tenía sobre ella, pero nada podía hacer contra eso, y ¡anda que no le fastidiaba!
I: Las lesbianas no son diferentes al resto de los seres humanos para las celebraciones. A ver cuando te metes esto en la cabeza. Son las personas, las parejas, las que ponen las reglas de sus celebraciones. No sé qué te ha hecho pensar que ya no te quiero, o que no ibamos a celebrar el primer mes de modo romántico.Simplemente te diré: ¿ tú sabes lo que es darle una sorpresa a tu pareja?
La cara de Elena se iluminó de repente, se soltó de los brazos de Irene y empezó a moverse sin sentido por el salón.
E: ¿una sorpresa? ¿has preparado algo especial para nosotras?
I: Tecnicamente ya no es una sorpresa. Lo sería si tú no hubieras armado este lío y yo pudiera mañana llevar a cabo mis planes como lo planeé.
E: Bueno, puedo fingir que no ha pasado nada....
I: Pero yo no.
E: soy idiota..
I: un poco
E: ¿me perdonas?
I: ¿me queda otro remedio?
E: supongo que sí, pero mejor no pienses en ello.
I: No lo haré. Ahora cogeré mi maleta y me iré a mi casa a dormir.
E: ¿ te has enfadado?
I: No lo sé
E: Te has enfadado...
I: Cuando te comportas así me pregunto que qué he visto en tí, que por qué te quiero, que si soy masoquista.
E: Bueno, tampoco te pases.
I: Elena, no puedes hacer un mundo de cada detalle. Me vuelves loca con tu manera de ser.
E: ¿síii?
I: No de esa manera, y no te hagas la tonta, que me has entendido perfectamente.
E: Ahora que lo he estropeado todo....¿me dices cual era la sorpresa?
I: ¡No! Ahora me voy a dormir a mi casa.
E: Dímelo.
I: No, te esperarás a mañana. Ese será tu castigo, que teniendo en cuenta lo impaciente que eres, no estará mal.
E: Te odio.
I: ummm. Creía que me querías.
E. Te querré cuando me lo digas, o cuando me entere, o cuando haya pasado, pero si no me lo dices, te odiaré.
I: ¡vale! Yo también te quiero. Hasta mañana cariño
Irene cogió su maleta y su portafolios y se marchó. Al cerrar la puerta oyó un “ Te quiero, pero también te odio por tener tanto poder sobre mí”. Sonrió. Mañana sería otro día. Con Elena, la vida era como una montaña rusa. Lo que Elena no sabía era que ella también tenía un enorme y hechizante poder sobre Irene. Si algún día lo descubriese, Irene estaría perdida.
( dos horas más tarde)
I: Sí....¿quién eres?
E: Sabes quién soy. Te sale mi imagen en la pantalla cuando te llamo. Ya es mañana. ¿ me dices cual es mi sorpresa?
I : Son las dos de la mañana! ¿por qué no te duermes?
E: no puedo y lo sabes. Dímelo o me pasaré la noche en blanco. Si no me lo dices, no pararé de llamarte hasta que me lo digas.
I: apagaré el teléfono...
E: ¡no te atreverás!
I : ¿tú que crees?
E: que sí. No importa...
Irene oyó unas llaves en la cerradura y unos pasos que se encaminaban a su habitación.
E: ¿me lo dirás ahora?
Elena se despojó del abrigo. Debajo, sólo su cuerpo desnudo.
I: Está en el cajón de arriba...
Elena se abalanzó al cajón, lo abrió y vió un sobre en su interior. Lo cogió y lo abrió:” Hola cariño. No sé en qué momento encontrarás este sobre, si mientras yo no estoy, intentando encontrar tu regalo, o después de someterme a tortura. En cualquier caso, tendrás que esperar hasta mañana- hoy, quizás- a las 6 de la tarde, en Cádiz, Parador Nacional, para disfrutar de tu sorpresa. Pd: no te olvides del cepillo de dientes, ya sabes que el aliento matutino mata el deseo sexual”
Elena se giró y miró a Irene.
I: Tú te lo has buscado. Te recojo a las doce en tu casa, y ahora, si me perdonas, voy a seguir durmiendo.
E: ¿y no vamos a hacer el amor para celebrar la reconciliación?
I: ¿quieres oir la respuesta?
E: No, ya te la digo yo: No, será tu castigo. ... ¡Pues que sepas que también te castigas tú con eso!
I: ¿quieres oir la respuesta?
E: No, ya te la digo yo: No, será tu castigo. ... ¡Pues que sepas que también te castigas tú con eso!