domingo, 24 de junio de 2007

Dame placer

Dame placer y te daré vida. ¿Cuántas veces me dijiste eso? ¿En qué momento pasaste a decir solamente “dame placer”? ¿Dónde empezaron nuestros caminos a separarse? ¿Fue al conocerla a ella cuando decidiste que ella te diera la vida y yo el placer? ¿Fue con alguna de las anteriores? Muchas preguntas para las que ya no quiero una respuesta. Tú aquí, delante, pensando que yo siempre he estado ahí, ajena a todo, fiel, sumisa, esperándote, desesperándome por un beso o una caricia tuya, por darte placer y hacerte feliz cual Geisha. ¡Qué equivocada estuviste siempre! Supe desde el principio que no era la única en tu vida, que había más, pero yo era la única que siempre quedaba mientras ibas dejando corazones rotos por ahí, vidas rotas y sin sentido cuando tu sed de sexo, de placer, de vivir más allá de lo permitido, de cumplir fantasías, de destruirlas a ellas como tú lo estás, muerta por dentro en vida, desgastando tus días hasta rozar el limite, viviendo tu vida a cámara rápida, deseando acabar con ella cuanto antes. Siempre lo supe, aunque cuando llegabas a mi eras la mujer perfecta, atenta, dulce, sensual, siempre pendiente de mí; yo era el reposo del alma en pena, ¿por qué? ¿Qué oscuro secreto guarda tu pasado para que tuvieses que ser dos mujeres en una misma? De nuevo me has citado en una habitación de hotel. Nunca conocí tu casa, yo se que tienes una aunque tú siempre hayas pretendido hacerme creer que no, que tu vida errante no te deja tener una, que los hoteles son tu hogar y que todas tus posesiones caben en un par de maletas.
Me abres la puerta cubierta con una bata desabrochada que deja ver tu cuerpo totalmente desnudo y caminas, copa de vodka en mano, hacia la cama. Siempre te gustó tomar vodka antes de hacer el amor. No creo recordar que hiciéramos alguna vez el amor, si a nuestra manera de hacerlo se le puede llamar así, contigo sobria. Te sientas sobre la cama, apoyas las manos sobre ella y echas tu cabeza hacia atrás mientras abres tus piernas dejándome claro lo que quieres. “Dame placer y te daré la vida” me dices de nuevo después de tanto tiempo. Cierro la puerta y voy desnudándome de camino a la cama. Termino de quitarme la ropa interior frente a ti, tus ojos clavados en mi cuerpo, pero ni te mueves, sé que no quieres hacerme el amor, quieres que Yo te dé placer, no te importa en absoluto mi placer, ¿te importó alguna vez? Sé cómo te gusta que te folle, porque eso es lo que quieres esta noche, placer absoluto para ti y sumisión para mi.
Me acerco a ti, atrapas mi cuerpo con tus manos agarrando mi culo y tu boca se llena con uno de mis pezones, lo lames hasta que está tieso y duro y después lo muerdes haciendo que sangre. No dejas que me retire, lames la sangre e haces lo mismo con el otro. Nunca debí permitirte hacerme esas cosas. Te tumbas sobre la cama y tiras de mí para que caiga sobre ti. Agarras mi pelo con tus manos y me fuerzas a besarte. Siento tu aliento cálido en mi boca, el sabor del vodka en tu lengua y en tus labios, bésame el cuello, lámeme los pezones, me vas ordenando y yo sumisa y servicial lo hago, de nuevo, hoy, muérdelos, y yo lo hago, y paso la lengua por ellos para recoger la sangre que brota para depositarla luego en tu boca, en tu lengua una vez más. Déjame beber de ti, y yo pongo mi sexo en tu boca, noto tu lengua lamiéndolo, disfrutando de su sabor, bebiendo de mí como antes habías bebido tu vodka. Bésame, y yo vuelvo a tu boca, a tu lengua, tragando tu saliva, mi sabor envuelto con los restos del sabor a vodka que aún quedaba en tu aliento. Coge el hielo, y yo lo cojo, lo paso suave por tus pezones, luego mi lengua, caliente y tu cuerpo arqueándose. Baja, y yo comienzo a deslizarlo por tu tripa hasta tu ombligo y noto cómo todo tu vello se eriza. Paro al llegar a tu pubis, paso mi lengua por él, por tus ingles, por tus muslos hacia tus rodillas. El hielo se ha derretido sobre las sábanas dejándolas mojadas y frías. Sigo lamiendo tus piernas hasta los tobillos, chupando cada uno de los dedos de tus pies arrodillada frente a ti, mientras te lamo los de un pie , tu pones el otro sobre mi sexo y lo frotas para que yo siga mojada, para mojarlos de mis fluidos y hacer que luego yo misma lo lama de tus dedos. Me tiendes el vaso de nuevo, cojo un hielo, lo pongo en mi boca y lo paso por tu clítoris y el interior de tus labios. De tu boca sale un quejido, el frío del hielo sobre tu sexo hace que tus labios se hinchen. Empiezas a gemir, quito el hielo de mi boca y paso mi lengua abierta por tu sexo, está fría, hinchada. Me pongo sobre ti, mi sexo, caliente se estremece como si un látigo me hubiera azotado al sentir el contacto del tuyo, frío, helado. Empiezo a moverme sobre ti, mí boca en tu boca, tu lengua dentro de mi boca, tu dedo penetrándome por detrás; me haces daño, no estoy suficientemente lubricada, pero no te importa, no paras al oír mis quejidos. Sólo lo sacas cuando tú estás satisfecha y quieres algo que a mí nunca me ha gustado, me pides que me mee sobre ti, eso te excita más que nada; después me pongo el arnés y te doy por detrás hasta hacer que te corras y lamo tus jugos. Te tumbas sobre la cama, coges tu vodka y bebes. Tu cara ha cambiado, tiene el resplandor de los primeros días vividos a tu lado, cuando te quedabas satisfecha y feliz después de hacer el amor. Cierras los ojos y no ves cómo yo recojo mi ropa y me voy. Quizás los abriste al oír cómo se cerraba la puerta. Quizás. Me visto en el ascensor. Salgo a la calle y empiezo a caminar. Saco mi móvil y pulso rellamada.
- Se acabó. Ya soy libre
- Te espero en casa.
Sigo caminando lentamente, las lágrimas resbalando por mis mejillas. Pienso en ella, a pesar de todo la he amado y la seguiré amando siempre pero ya da igual, al acudir hoy a la cita sólo quería salir de su vida lo antes posible, alejarme de ella, y no soltar esa felicidad que había acudido a salvarme. No me arrepiento de nada de lo que hice por ella, si acaso, me arrepiento de todo lo que no hice por ella. La amaba, ya no, y por amor siempre haré cualquier cosa.

jueves, 21 de junio de 2007

Elena e Irene : somos novias (ep. 2)

- Llegas tarde.
- Ya lo se. Lo siento. No encontraba sitio para aparcar.El camarero se acercó y puso un café expresso sobre la mesa, frente a Irene.
- Te he visto venir y te lo he pedido.
-¿ Cómo sabías que pediría esto?
- Porque siempre pides lo mismo.
- ¡Chica lista! ¿ En qué más te has fijado?
- En muchas cosas. Eres muy ordenada. Siempre vistes totalmente conjuntada, no repites modelo en toda la semana, incluso combinas el reloj y la estilográfica con tu ropa y llevas reloj pero siempre miras la hora en el móvil.
- ¡Para! Me estás asustando.
- ¡Mira!.Me he pasado por "esa" librería para gays y lesbianas del Casco Viejo y he comprado estos libros.
- ¡ Dios mio! ¿Qué es esto? " Guía de recursos para lesbianas"; " Kamasutra lésbico"; "Un momento de indecisión". Pero...
-¡Tengo que aprender y ponerme al día!
- ¿Ponerte al día de qué? No se aprende a ser lesbiana en un libro. Hazme el favor de tirar todo esto a la basura.
- Pues enséñame tú.
- ¿Que te enseñe a qué?
- A ser lesbiana.
- Eso no se enseña. Se es. Se nace. Es un sentimiento. Nada más. Luego cada una tenemos nuestra personalidad.No cambia nada. Tú no has cambiado por reconocer tu lesbianismo...
- Sí que he cambiado.
- No, lo único que cambia es que ahora eres lo que eres y te sientes mejor.
- Bueno, pero yo quiero aprender. Y quiero que tú me enseñes.
- No creo que pueda enseñarte mucho. Mejor cambiamos de tema. ¿Qué tal tu día?
- ¿ Yo te gusto? Tú a mi sí.
- ¡ Joder!
- Es la verdad. ¿ Quieres ser mi novia?
- Dame esos libros.Seguro que esto lo has leído ahí. ¿ Dónde pone lo que tengo que decir yo ahora?
- No lo he leído en ningún libro. ¿ Qué tengo que hacer para que seas mi novia?
- ¿Te va bien conquistarme?
- Me va perfecto. ¿ Cuándo empiezo?
- Oye, ¿tú siempre eres así?
- No. Sólo cuando estoy nerviosa y no se qué hacer.
- Ah, vale
- ¿ Y ahora estás nerviosa?
-Sí, mucho. ¿ Quieres ser mi novia?
- Conquistame.
- Vale. Tu lo tienes fácil.
-¿Si?
- Sí, me conquistaste el primer día. Entonces....¿ somos novias?
-¿ Si te digo que sí dejarás de preguntármelo?
- Sí.
- Somos novias.
- Las novias se besan.
- Te estás quedando conmigo , ¿verdad?
- Sí, un poco. Estás muy guapa con esa cara de susto.
- Algo más que susto empezaba a tener. EStaba a punto de salir corriendo.
- Vale. Pero primero bésame.
- ¿ Estás segura de que quieres que te bese aquí, en mitad de la calle y que te vea todo el mundo?
- Bueno...Si besas tan bien que me puedo desmayar y caerme al suelo porque no eres tan rápida como para cogerme, entonces espero a tener una cama cerca.
- Si te beso...¿ te callarás de una vez?
- No lo sé...
- Mejor te beso.....- y la besó.

domingo, 10 de junio de 2007

Elena e Irene: el encuentro

Todo comenzó una noche con un "Abrázame y cuídame esta noche"; "Ven,¿quieres que te cuente una historia?"; " Sí"; " Dime dos nombres y un lugar".A partir de ahí me inventé una historia para ella sobre la marcha, según se la iba contando. Tras esa vinieron más, siempre del mismo modo." Escríbelas, no quiero que se pierdan". Nunca las escribí . Supongo que no quería que esas historias, creadas para ella, pudieran ser de nadie más. Ahora ella ya no existe y me apetece volver a escribir; hace más de un año que no lo hago, que no escribo ficción y ya iba siendo hora de empezar. Creo que tengo que volver a aprender a hacerlo o quizás esté bloqueada por los recuerdos, en cualquier caso, este blog me sigue sirviendo como terapia. No podré volver a escribirlas para nadie en particular, cada mujer que llega a mi corazón tiene algo especial sólo para ella y esto ya no puede ser para nadie en exclusiva. Hay que seguir dando pasos y este es uno más.
FICCIONES 1: ejercicio 1 ( escribir sin revisar)
Caminaba despacio, miró el reloj. Aún era temprano, mejor, así habría menos gente. Alcanzó la puerta, respiró hondo mientras se colocaba bien la ropa y entró. Dentro más gente de la que le hubiera gustado encontrar. Mirando al suelo se acercó a la barra y se sentó en un taburete. Aún no había pensado qué le apetecía beber pero la camarera ya estaba frente a ella mirándola fijamente:
-Cerveza
-¿Cuál te pongo?
- La más fuerte que tengas.Seguramente nadie la estaría mirando pero a ella le parecía que todas las mujeres de aquel bar tenían su mirada fija en ella. “Eres una creída, ¡ni que fueras Anjelina Jolie!”, pero no se atrevía a darse la vuelta y mirar. Tras 15 minutos mirando a la barra ya se había aprendido dónde estaba situada cada cosa así que empezó a ponerse nerviosa; sabía que no podía permanecer así durante mucho tiempo, si alguien se había fijado en ella estaría pensando que era idiota. Recordó que había comprado un paquete de tabaco antes de venir, tener algo entre las manos le ayudaba a relajarse. Lo buscó dentro de su bolso pero con los nervios se le cayó al suelo al sacarlo. Le daba vergüenza agacharse y recogerlo porque parecería una torpe, pero , si no lo hacía, parecería tonta ,así que la primera opción era la menos mala. Estaba a punto de levantarse cuando una mano le tendió el paquete.
- Creo que esto es tuyo.
- Sí, se me ha caído al sacarlo del bolso.
- A veces pasa. ¿Me das uno? Se me ha acabado y en la máquina no queda del que yo fumo.
- Si claro. – le tendió el paquete para que cogiese ella misma el cigarrillo.
- ¿Tienes mechero? Me lo he dejado en casa o lo he perdido.
- Si. Toma.
- ¿Tú no quieres?
- No. En realidad…yo no fumo.
- Ah! Yo tampocoElena miró perpleja a la desconocida.
- Te he visto aquí sola y he pensado acercarme, pero no sabía cómo.
A Elena se le volvió a escurrir el paquete de las manos y de nuevo aterrizó en el suelo. De nuevo la desconocida fue más rápida en cogerlo. Se lo dio.
- Perdona si te he molestado.
- No me has molestado, es que yo…
- ¿Tu…?
- Es que yo no soy lo que piensas.
- ¿No eres una mujer?
- Sí, pero yo no….
- ¿No eres lesbiana?
- ¡Eso! Yo no soy….
- ¿Y qué haces entonces aquí tu solita? – la cara de la desconocida adoptó un rictus de enfado
- Yo soy periodista.
- Y yo abogada. ¿Y?
- Mejor me voy.- cogió sus cosas y comenzó a andar en dirección a la puerta. Se paró y volvió sobre sus pasos.
- Sí, soy periodista. Y creo que también lesbiana. He venido a este bar para descubrirlo. Y sí, nunca he estado con ninguna mujer como habrás deducido.- de nuevo se dio la vuelta y esta vez no paró hasta salir del bar. Esta vez no miró al suelo pero la vergüenza que sentía impidió que viese nada de lo que había a su alrededor. Al ir acercándose a su coche apuntó con el mando para abrirlo, estaba a punto de abrir la puerta cuando alguien habló a su espalda:
- Me llamo Irene. No es mi primera vez en un bar de ambiente. Yo sí tengo claro que soy lesbiana y si me he acercado a ti es porque me he visto algo en ti que me ha gustado.

lunes, 4 de junio de 2007

The meaning of my life is She

The meaning of my life is SHE

Guardó los catálogos que había cogido en el Museo en su mochila, revisó las fotos que había tomado, descartó un par de ellas que estaban mal enfocadas y volvió a repetirlas. Miró su reloj, eran las cinco y media, hora de un café; miró en el mapa su situación y cómo llegar al café que le habían recomendado, no estaba lejos así que decidió ir caminando; aún no se había acostumbrado a la ciudad y se seguía perdiendo.Al entrar en el café vió que no había mucha gente, algunas parejas al fondo, un grupo de señoras mayores cerca de la puerta y un matrimonio que estaba dando de comer a su bebé. Buscó con la vista un sitio que le gustase cerca de la ventana, le gustaba observar a la gente que pasaba por la calle mientras tomaba café. El camarero se acercó a ella y pidió.Pocos minutos después entró una mujer, era joven, de edad similar a la suya calculó, vestía muy informal, al igual que ella buscó un sitio con la mirada; se sentó muy cerca de ella, se quitó las gafas de sol que llevaba puestas y las dejó sobre la mesa, pidió su café al camarero, sacó una libreta y una estilográfica de su bolso y se puso a escribir.No podía dejar de mirarla mientras la otra escribía; se preguntó que podría estar escribiendo que hacía que en su cara se dibujase esa sonrisa tan risueña, tan pícara como decía su amiga Cris. Ya había terminado su café y había quedado 5 minutos después así que empezó a recoger sus cosas. La otra mujer dejó de escribir, arrancó una hoja de su libreta, bebió el último sorbo de su café, recogió sus cosas y se levantó. Al pasar por su lado dejó la hoja de papel sobre su mesa y salió por la puerta sin mirar atrás. Cogió la hoja y leyó, era la letra de una canción:
She may be the face I can't forget
The trace of pleasure or regret
Maybe my treasure or the price I have to pay
She may be the song that summer sings
May be the chill that autumn brings
May be a hundred different things
Within the measure of a day
She may be the beauty or the beast
May be the famine or the feast
May turn each day into a Heaven or a Hell
She may be the mirror of my dreams
A smile reflected in a stream
She may not be what she may seem
Inside her shell....
She,who always seems so happy in a crowd
Whose eyes can be so private and so proud
No one's allowed to see them when they cry
She maybe the love that cannot hope to last
May come to me from shadows in the past
That I remember 'till the day I die
She maybe the reason I survive
The why and wherefore I'm alive
The one I care for through the rough and ready years
Me, I'll take the laughter and her tears
And make them all my souvenirs
For where she goes I've got to be
The meaning of my life is She....
She Oh, she....…

eso es lo que tú eres para mí: lo que da sentido a mi vida…Te quiero.

Recogió sus cosas rápidamente y salió a la calle; la mujer estaba junto a la puerta, esperándola; se acercó a ella despacio.
-Tú y tus historias de seducción. Anda, vámonos a casa. ¿Cuándo dejarás intentar seducirme?
- Nunca mientras te quiera.
- Pues entonces nunca dejes de hacerlo.

She (Elvis Costello) aparece en la película Notting Hill.